lunes, 5 de abril de 2010

LOS NIÑOS Y LA PALABRA DE DIOS

LA BIBLIA EN LA CATEQUESIS DE NIÑOS

No hay mejor medio que las Escrituras para llegar al conocimiento de Jesucristo. San Jerónimo afirma vigorosamente que "ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo." Si queremos conducir al niño a Cristo, debemos familiarizarlo con los escritos sagrados, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, ya que todo en la Escritura apunta a Cristo.

La Palabra de Dios es un elemento central e insustituible en la catequesis. SIN PALABRA DE DIOS NO HAY CATEQUESIS POSIBLE.

En ese sentido, el mismo Espíritu Santo da testimonio de la utilidad y actualidad de la Escritura en al Catequesis.

"Toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y consumado en toda obra buena... " (2 Timoteo, 3,16)

Las palabras de la Sagrada Escritura poseen un calor, una luz y una unción que no poseen las palabras humanas, "porque la palabra de Dios es viva, eficaz y tajante más que una espada de dos filos" (Heb. 4,12). Sólo la Biblia goza de la prerrogativa de ser Palabra de Dios. En cuanto tal, el niño tiene el derecho a oírla y no podemos privarle de este privilegio.

La Palabra de Dios supone en los niños una capacidad de escuchar con el corazón, que va más lejos que el solo entender y prestar atención. Se trata de abrirse interiormente para recibir lo que Dios enseña, y sobre todo a Dios mismo, que se revela y que espera una respuesta. Evidentemente su uso y proclamación debe adaptarse a la edad, al lenguaje y a la
psicología de los niños, pero en ningún momento puede faltar o sustituírsela por otra cosa.

Es importante que los niños se vayan familiarizando con la Biblia desde pequeños y que puedan referirse a la misma con respeto y naturalidad. La iniciación a la lectura de la Biblia deber ser progresiva. Los textos más simples y sencillos, fáciles de leer y comprender están al alcance de todos los niños.

En todos y cada uno de los encuentros catequísticos debe aparecer la Palabra de Dios. En este sentido, creo firmemente que "el pan de la Palabra" está hecho también para los pequeños, aunque sólo podamos darles "migajas" y que realmente nutrirá su fe: "Mis palabras son espíritu y vida..." afirma San Juan (Jn. 6, 63). Creo que esta Palabra actúa como una semilla y que si enseñamos a los niños a "guardarla en su corazón", el Espíritu Santo la fecundará poco a poco.

Será necesario limitarse a lo esencial, cuidando el equilibrio y la integridad del mensaje. Lo importante es que los textos y narraciones resulten claros. No hay que desfigurarlos hechos, ya que la Palabra de Dios es eterna y universal, por ende, se dirige también a los pequeños: "El que pone atención en la Palabra halla la felicidad; es feliz el que confía en Dios..." (Proverbios 16,20).

La Biblia es esencialmente un libro religioso que contiene todo lo que Dios quiso revelar a los hombres para su salvación. La Biblia contiene las propias palabras dirigidas por Dios a la humanidad. Es la "carta de amor" de Dios a sus hijos. Siempre que utilicemos la Biblia en catequesis debemos dar relevancia al Plan de Salvación de Dios, cuyo centro y culminación es el mismo Jesús.

Existe un uso abusivo de la Biblia en las comúnmente llamadas "Historias Sagradas". Por lo general, estas obras desfiguran el Plan de Dios y no lo presentan como tal, sino como una sucesión de acontecimientos inconexos, que se asemejan más a una historieta que a la Historia de la Salvación. En ellas se da una relevancia desproporcionada a hechos que aunque en sí mismos se encuentran en las Sagradas Escrituras no pasan de tener un valor secundario en el conjunto. Por ejemplo: Sansón derribando el templo o acontecimientos como los de David y Goliat. Lo central en la selección de los textos bíblicos que acerquemos a los niños debe estar dado por el mensaje de fe que queremos transmitirles

Existen varias traducciones de la Biblia. Utilicemos aquellas que más se adapten al lenguaje infantil. Hay que tener cuidado al elegir la Biblia a emplear, ya que existen en circulación versiones de la misma que no cuentan con la debida aprobación eclesiástica (y por lo tanto no tenemos garantía de la calidad y fidelidad de los textos)

En mi experiencia, recomiendo extraer los los textos bíblicos de las siguientes ediciones (completar con las ediciones españolas y/o mexicanas)

 EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS, de la Fundación Palabra de vida.
 EL LIBRO DE LA NUEVA ALIANZA, ídem anterior.
 LA BIBLIA LATINOAMERICANA, de Ediciones Paulinas.
 LA BIBLIA DEL NIÑO por Jacob Ecker; Ed. Guadalupe.


Debido a la poca capacidad de atención de los niños, conviene elegir textos profundos, breves y de gran contenido, que expresen el mensaje central del tema elegido. Muchas veces un versículo de algún salmo, el verso o parte central de un texto, lo esencial de un pasaje evangélico; son más que suficientes para que el niño capte lo fundamental. ¡Ojo! ¡Siempre hay que procurar mantener la fidelidad a la totalidad e integridad del mensaje salvífico, en la selección de los textos!

Cuando se trate de textos bíblicos más largos (por ejemplo: la vocación de Samuel, las parábolas de Jesús, etcétera) conviene realizar una lectura narrada o lectura expresiva. La forma de narración bíblica en la catequesis es el método catequístico más sencillo para iniciar en los misterios de la fe. De hecho, tal fue el método de la Iglesia Primitiva. En el caso de las narraciones bíblicas hay que aclararle expresamente al niño que estas narraciones son reales y no, cuentos de fantasía. En la cabeza del niño debe formarse una diferencia muy clara entre lo ficticio y lo real, aunque él piense en lo real a través de lo imaginario.

Es importante que la historia de Jesús no se desarrolle al mismo nivel que la de "Pulgarcito", "Los Power Rangers", "Pokemón" o cualquier otro héroe de fantasía. Por eso, en las narraciones bíblicas evitemos los giros utilizados en la narración de cuentos infantiles, generalmente sin tiempo ni espacio (como por ejemplo: "Había una vez, en un país lejano..." "colorín colorado este cuento se ha acabado..."). Por el contrario, tratemos de ubicar a los niños en una situación real y concreta; por ej.: "En Jerusalén vivía un niño llamado Samuel. El estaba al servicio de Dios y vivía junto a Helí, en la casa de Dios. Un día oyó..."

Un trato respetuoso.

Nuestra forma de tratar la Biblia debe evidenciar esta verdad: es un libro santo. En cuanto al manejo de la Biblia recomiendo que el catequista la utilice dándole un trato familiar, respetuoso y, en cierta manera, solemne. En este aspecto, cobra vital importancia la valoración que tiene el adulto con respecto a la Palabra de Dios. El niño debería diferenciar en el tratamiento que le da el adulto de que no se trata de un libro cualquiera. El catequista debe contar la historia o leer el pasaje de la Biblia con toda la fe, amor y reverencia de alguien que cree en ella y la ama sinceramente. No olvidemos que la delicadeza está próxima a la bondad.

Para ello, es aconsejable guardar la Palabra de Dios en un lugar de honor (por ejemplo: el rincón de oración), tratada con cuidado y respeto, hojeándola delicadamente, abriéndola y cerrándola con calma. Mientras se lee un pasaje de la Sagrada Escritura, un niño con una vela encendida en la mano puede estar junto al lector, o la vela encendida se puede poner al Iado del libro sobre la mesa donde se hace la lectura. Después de leer algo de la Biblia se puede besar reverentemente la página abierta para expresar el amor y la gratitud para con la Palabra de Dios dirigida a nosotros.

Cada vez que haya que leer un texto bíblico es conveniente hacer que los niños se encuentren correctamente sentados (el hacerlos poner de pie los dispersa), cambiar el tono de voz, leer pausadamente, con entonación y fervor (sin caer en exageraciones); de manera de despertar el sentido de lo sagrado. Preferentemente utilicen una Biblia grande, bien encuadernada para que los niños vayan aprendiendo que se trata de un libro muy especial.

Un consejo: cuando tengan que seleccionar los textos háganlo, siempre previamente. Resulta muy útil transcribirlos en una hoja pequeña e introducida en la Biblia, para luego leer directamente de la hoja y, evitar distracciones o desorientaciones.


PARÁBOLAS Y EPISODIOS MÁS ADECUADOS DE LA VIDA DE JESÚS PARA TRABAJAR CON NIÑOS

Las parábolas de Jesús.

"Todo esto lo dijo Jesús en parábolas, o sea, por medio de comparaciones, y no predicaba sin usar comparaciones. Así se cumplía lo que dijo el Profeta: Hablaré con parábolas; daré a conocer cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo... " Mateo 13, 34-35

Una parábola es una comparación o ejemplo que suele tener la forma de un relato corto. Su propósito es comunicar un mensaje al oyente o lector, a quien se le invita a tomar una decisión personal. Jesús las utilizó con mucha frecuencia, muchas de ellas se refieren al reino de Dios.

A partir de los 8 años los chicos están mejor predispuestos para escuchar los hechos que se narran en los evangelios, particularmente, algunos episodios y enseñanzas de la vida de Jesús. Las parábolas resuenan profundamente en el corazón de los niños y, por qué no decirlo, en los grandes también...

Las parábolas son muy queridas por todos los niños. Lo mismo sucede con la narración de los hechos históricos de la vida de Jesús, especialmente aquellos pasajes donde se manifiesta el poder de Dios. Estos episodios cargados de vida, como los milagros y las sanaciones interesan de modo particular a los pequeños.

PARÁBOLAS

+ Parábola de la casa edificada sobre la roca y la arena Lc. 6,47
+ Parábola de la fiesta de bodas: Mt 22,1-14; Lc.14,15-24
+ Parábola de la higuera sin fruto Lc 13,6-9
+ Parábola de la levadura: Mt. 13,33
+ Parábola de la moneda perdida Lc 15,8-10
+ Parábola de la oveja perdida Mt18,12-14; Lc 15,3-7
+ Parábola de la semilla que crece: Mc. 4,26-29
+ Parábola de la viuda y el juez injusto Lc 18,1-8
+ Parábola de las diez vírgenes: Mt. 25,1-13
+ Parábola de Lázaro y el hombre rico Lc 16,19-31
+ Parábola de los dos hijos: Mt 21,28-32
+ Parábola de los labradores malvados: Mt. 21,33-46; Mc. 12,1-11; Lc 20, 9-18
+ Parábola de los siervos y el dinero: Mt. 25,14-30; Lc. 19,11-27
+ Parábola de los trabajadores de la viña: Mt. 20,1-16
+ Parábola del amigo inoportuno Lc. 11,5
+ Parábola del buen pastor Jn 10,1-21
+ Parábola del buen samaritano Lc. 10,25-37
+ Parábola del fariseo y el publicano Lc 18,9-14
+ Parábola del grano de mostaza: Mt.13,31-32; Mc.4,30-32; Lc.13,18-19
+ Parábola del hijo pródigo Lc 15,11-32
+ Parábola del mayordomo infiel Lc 16,1-13
+ Parábola del rico epulón Lc 12,16-21
+ Parábola del sembrador: Mt. 13,1-23; Mc, 4,1-20; Lc. 8,4-15
+ Parábola del siervo que no quiso perdonar: Mt. 18,23-35
+ Parábola del siervo vigilante Lc 12,35-48
+ Parábola del tesoro, la perla y la red: Mt. 13,44-50
+ Parábola del trigo y la hierba mala: Mt 13, 24-30
+ Parábola sobre el juicio de las naciones Mt. 25,31-46


LA VIDA DE JESÚS

+ La anunciación, nacimiento e infancia de Jesús Cap. 1 y 2 de Mateo y Lucas
+ Jesús es presentado en el Templo: Lc 2,21-40
+ El joven Jesús: Lc. 2,41-52
+ Bautismo de Jesús: Mt 3; Mc 1,1-11; Lc 3,21-22
+ Tentación de Jesús: Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13
+ Jesús llama a sus primeros discípulos Mt 4,18-22; Mc 1,16-20; Lc 5,1-11
+ Jesús escoge a los doce apóstoles: Mt 10,1-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16
+ La transfiguración de Jesús: Mt 17,1-13; Mc 9,2-13
+ La entrada triunfal en Jerusalén: Mt 21,1-11; Mc 11,1-11; Lc 19,29-44; Jn.12,12-19
+ La última cena de Jesús: Mt 26,17-35; Mc 14,12-26; Lc 22,1-38
+ Jesús ora en Getsemaní: Mt 26,36-46; Mc 14,32-42; Lc 22,39-46
+ Juicio y crucifixión de Jesús: Mt 26,47-27,66; Mc 14,43-15,47; Lc 22,47¬-23,56; Jn 18;19
+ La resurrección de Jesús: Mt 28,1-10; Mc 16; Lc 24,1-12; Jn 20
+ Jesús nos hace sus discípulos: Mt 28,16-20
+ La ascensión de Jesús: Lc 24,50-53; Hechos 1,1-12


EPISODIOS Y ENSEÑANZAS

+ Nacimiento de Juan Bautista: Lc 1,57-66
+ Muerte de Juan Bautista: Mt 14,1-12; Mc 6.14-29
+ Jesús y el Joven Rico: Mt 19,16-24; Mc 10,17; Lc18,18
+ Jesús y Nicodemo: Jn. 3,1-15
+ Jesús y Zaqueo: Lc 19,10
+ Jesús y la samaritana: Jn 4,1-33.39-45
+ Jesús y la mujer adúltera: Jn. 8, 1-11
+ Jesús y los niños Mt 19, 13; Mc. 10,13; Lc. 18,15
+ Jesús nos enseña a orar Lc. 11,1; Mt 6,9;7,7
+ Jesús, la luz del mundo Jn. 8,12
+ Jesús, el Buen Pastor Jn. 10,1-30
+ Jesús el Pan de Vida: Jn 6, 30-59
+ Las llaves del reino San Mateo 16.13-20
+ Las bienaventuranzas: Mt 5,1-18; Lc 6,17-26
+ La sal y luz de la tierra: Mt 5,13-16; Mc 4,21; Lc 14,34; 8,16
+ La viga y la pelusa: Mt 7,1-6; Lc 6,37
+ El impuesto al César: Mt 22,15-22; Mc 12,13; Lc 20, 20


LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES

+ El Espíritu Santo llega en Pentecostés Hechos 2
+ Esteban, el primer mártir Hechos 6,5-15; 7,54-60
+ Felipe bautiza al funcionario etíope Hechos 8,26-39
+ La conversión de Pablo Hechos 9,1-31
+ Pedro y Cornelio Hechos 10
+ Pedro en la prisión Hechos 12,1-19
+ El bautismo de Lidia Hechos 16,11-15
+ Pablo en la prisión Hechos 16,16-40
+ Alboroto en Éfeso Hechos 19, 23-41
+ El viaje de Pablo a Roma Hechos 27--28


LA ENTREGA DE LA PALABRA DE DIOS A LOS NIÑOS

Entre los hechos importantes que jalonan el itinerario de la catequesis de niños, se encuentra la entrega de la Palabra de Dios a los niños, con la presencia de toda la familia.

La entrega de la Palabra de Dios es un acontecimiento trascendental y motivo de alegría para los chicos y de participación para toda la familia. Puede convertirse en una de las celebraciones más importantes de dicho año catequístico donde todos manifiesten la centralidad e importancia de la Palabra de Dios. No es un acontecimiento aislado, sino por el contrario debiera constituirse en la finalización de toda una etapa catequística inicial y en el comienzo de la preparación remota para el misterio de la Eucaristía o Primera Comunión...

Una preocupación que deben tener todos los responsables de la catequesis es la de acercar, de alguna manera, la Palabra de Dios a las familias. No sólo procurando que en todos los hogares exista una versión actualizada y aprobada por la Iglesia Católica, sino que habrá que pensar y promover nuevas formas de hacer que la Palabra se encuentre presente y actuante en cada familia. Por otra parte, es fundamental que cada cristiano, y por ende cada niño pueda tener acceso a la Palabra de Dios de manera directa y personal, procurando que cada niño pueda tener su propio ejemplar de la Biblia.

En mi experiencia y dependiendo de las diversas situaciones, dicha celebración de la entrega de la Palabra de Dios podría realizarse alrededor de los 8 á 9 años, es decir al finalizar el tercer año del primer ciclo de la E.G.B. Para tal ocasión, considero más apropiado realizar la entrega del. Nuevo Testamento o Nueva Alianza; dejando para el actual tercer ciclo de la E.G.B. la entrega de la Biblia completa, aunque esto depende del criterio de los catequistas.

La Celebración de la entrega de la Palabra

Para este evento es muy importante la preparación previa de los niños. Sería aconsejable trabajar y profundizar con ellos el tema de la Palabra; de modo que finalizara todo el núcleo catequístico con la Celebración de la entrega de la Palabra.

Para dicha celebración, habrá que invitar con tiempo a toda la familia. No necesariamente tiene que ser dentro de una Misa. En la misma, se hace entrega de la Palabra de Dios a todos los niños personalmente, por sus propios padres u otros familiares presentes.

La Celebración, con sus cantos y oraciones debe girar en torno de la Palabra. El sacerdote o ministro que preside puede bendecir las Biblias o Nuevos Testamentos en el medio de la celebración. Las familias harán entrega personalizadamente a cada niño, realizando una señal de la cruz en la frente, en los labios y en el pecho de sus hijos, diciendo: ¡Qué el Señor abra tu mente, tus labios y tu corazón para escuchar y anunciar su Palabra! u otra fórmula parecida. Cada niño debería recibir su "propio" evangelio, es decir, uno que lo va acompañar durante toda su Educación General Básica, y quien sabe, durante toda su vida... Esta es la razón por la que no puede ser "prestado".

Si la ocasión se presta, las familias podrán compartir al finalizar la misma un encuentro fraterno entre todos los presentes.

Este un estilo de celebración. Por supuesto que cada comunidad podrá elegir el que más le sirva. Lo importante es que los niños y sus familias capten la centralidad y trascendencia que tienen que tener la Palabra de Dios en sus vidas.

Benavides, Luís M.
“Metodología catequística para niños”
“Los niños y la Palabra de Dios”

No hay comentarios:

Publicar un comentario